Miguel Calzada

Las serpientes y el verano

El periodismo consiste en decir que Lord Jones ha muerto a gente que ni siquiera sabía que Lord Jones estaba vivo. (G.K. Chesterton)

El desenlace de agosto es el hábitat natural de la serpiente del verano o, como dicen los anglosajones, the silly season, estación tonta en la que escasean las noticias y se escarba en la mierda hasta encontrar algo que despierte los instintos primarios del lector (en Internet se llama «pincha-pincha«, asumiendo que los internautas son cavernícolas que hacen clic sobre tetas, chascarillos y fotogalerías). Al parecer, si lo llamamos «serpiente del verano» es porque hasta hace poco era habitual desempolvar al reptil que vivía bajo las aguas del Lago Ness para alegrarnos el agosto.

El Monstruo del Lago Ness es la serpiente que más veces ha resucitado, un mito que se remonta a la vida y milagros de San Columba, quien habría salvado a un aldeano de ser devorado por la terrible criatura. Pero el tema quedó desgastado después de la enésima foto falsa del diplodocus luciendo palmito, y para rellenar páginas surgieron otras excusas. Como la del verano de 1994, cuando por un Internet aún en pañales (cadenas de e-mails) comenzó a circular un rumor alucinado: Bill Gates había comprado la Iglesia Católica. Hasta diciembre, cuando la broma empezó a tener difusión masiva, no se decidió Microsoft a responder seriamente a la delirante y falsa nota de prensa (con firma de Associated Press) en la que se afirmaba que el catolicismo había manejado el marketing mejor que el judaísmo, «liderando cruzadas para que la gente actualizase» su religión.

Cuando el verano de 1995 agonizaba, la cadena americana Fox emitió un vídeo en blanco y negro que ya es un clásico: la autopsia del alienígena. Lo que en principio era la disección del extraterrestre que llegó a Roswell en 1947, al final fue una farsa grabada meses antes en un estudio londinense. El alien era de látex y sus entrañas de pollo. Más de mil millones de personas lo vieron durante uno de los veranos más aburridos que se recuerdan.

El legendario y veraniego incidente de Roswell (Nuevo México), en el que un ovni se pasó de frenada estrellándose contra el desierto y siendo capturado por las fuerzas especiales, coincide con los primeros avistamientos en la historia de España. En julio de 1947 la prensa se alimentó con los testimonios de militares que veían platillos en el Golfo de Vizcaya o en Balazote (Albacete). Si los alienígenas eligieron estas fechas para darse un paseo por nuestro planeta, está claro que sabían el provecho que podían sacar, a nivel de marketing, de la serpiente del verano, la silly season o, como se llama en otros países, la estación de los pepinillos (noticias que parecen ser un pepino y acaban en pepinillo).

No todo es paranormal, lo que predomina es más bien banal. Los últimos días de agosto de 2005 vieron colarse en los telediarios a 4 australianos arrestados por tallar 800 estatuas con droga o el concejal húngaro que pretendía legislar el largo de la minifalda. Chorradas puras y duras que persisten y se repiten, como la del rebaño de ovejas chilenas que acabó ante el juez por devorar una plantación de frijoles. Las malas artes del corta-y-pega han permitido que esta idiotez lleve más de seis veranos pululando por la Red.

La paradoja fatal llega cuando las serpientes del verano toman forma. El Monstruo del Lago Ness existe y lo que cayó en Roswell era un ovni. Ha pasado más veces. Como cuando se fundaron las primeras sectas satánicas (siglo XIX), tras mil años en los que el satanismo había sido la Serpiente del verano favorita del Vaticano.

O como cuando, a falta de otra cosa que publicar, alguien hablaba de una gran burbuja que iba a explotar. Nouriel Roubini lo clavó: corría 2006 cuando dijo que Grecia, España, Italia y Portugal tendrían que afrontar dolorosas reformas económicas o serían expulsadas de Europa. Pero en mitad de su discurso, el que entonces era ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, le mandó callar al grito de: «¡Vuélvete a Turquía!». Y aunque era enero, aquello se convirtió en otra serpiente del verano y la burbuja siguió hinchándose, igual que las heridas acumulan pus antes de reventar.

Entretanto, seguimos pinchando sobre el contenido más «ligero», «refrescante», «desenfadado»… y otros vomitivos adjetivos. La serpiente se arrastra sobre su vientre y el Papa sigue mandando en Roma.

Maldita serás entre todos los animales. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Serás enemiga de la mujer y de sus hijos. Sus hijos te aplastarán la cabeza, pero tú les morderas el talón. (Génesis, 3:14-15)

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2 comentarios en “Las serpientes y el verano

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